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TENGO MIEDO A FALLAR

  • Foto del escritor: Lucas Torrez
    Lucas Torrez
  • 4 abr 2024
  • 3 Min. de lectura

A lo largo de nuestra vida podemos encontrarnos con distintos obstáculos. Por

ejemplo, el temor a que las cosas no salgan como nosotros las planificamos, a que

existan problemas o también a que nos equivoquemos. Este último aspecto es una

de las dificultades silenciosas, que otros tal vez no puedan registrar pero que

internamente genera mucha ansiedad, inseguridad, angustia entre otros. Corremos

el riesgo de llenarnos de frustración. Las expectativas que no se cumplen aún,

generan un malestar que poco a poco se pueden expandir a diferentes áreas. Nos

volvemos irritables, a la defensiva, o incluso con tristeza. Todas señales de que algo

no está funcionando. Debido a esto nuestros pensamientos, emociones y acciones

se enfocan en “la certeza de la equivocación” adelantándose a los acontecimientos

provocando que dejemos de intentar por la frustración que nos puede invadir. ¿Qué

hacemos con este panorama?.Una historia en la que se encuentran 2 amigos

comprometidos con un propósito en común, nos puede ayudar a comprender más

del tema.

Pedro siendo un discípulo, un amigo por años de Jesús, estando en la noche que su

maestro sería arrestado, de manera muy segura le afirma que él jamás lo dejará. En

otras palabras podría estar diciendo “Maestro, el resto te puede fallar, yo jamás”

Jesús ya sabía quien era su amigo, y le dice que de hecho, esa misma noche lo

negaría 3 veces (Mt. 26:34). La respuesta de Pedro es la misma: “Aunque tenga que

morir contigo, jamás te negaré”. Aquello que pensaba, su confianza en sí mismo, no

le permitió comprender que Dios le estaba afirmando lo que iba a ocurrir. Vio todo lo

que Jesús era capaz de hacer, y sabía que si decía algo, pasaría. La negación de

las circunstancias en nuestra vida puede provocar grandes problemas. Antes que

afrontar la realidad de que él fallaría, antes de procesar que no cumpliría y que

encima sostendría su postura 3 veces, prefirió mantener públicamente una máscara

de firmeza.

Conocemos la historia, en el transcurso de esa noche tan importante, efectivamente

Pedro termina negándolo. Esto provoca que al ver la mirada de Jesús se de cuenta

de su terrible equivocación, lloré amargamente y se alejé. Un hombre que era

impulsivo (como podríamos ser nosotros) se enfrentó ante uno de los mayores

desafíos de su vida ¿Qué hacer cuando fallo en el momento más importante?

¿Cómo afrontar la decisión de dejar a su amigo cuando más lo necesitaba? A

diferencia de Judas, la culpa no lo consumió a tal punto de suicidarse. No obstante,

se alejó de la escena. Cuando dejamos que la frustración avance en nuestra vida,

volvemos a donde Dios nos sacó. En este caso, Pedro era un pescador antes de

conocerlo, entonces volvió a ese mismo lugar.

Hay un detalle de esta historia que me impacta, muestra el carácter de nuestro

Jesús. Al encontrar la tumba vacía, envía un mensaje a través del ángel para que se

difunda. Diganle a los discípulos y a Pedro, que verán a Jesús en Galilea (Mc.16:7).

La frustración nos dice que ya no hay nada por hacer, Jesús nos dice, quiero hablar

contigo. El conocía a Pedro y resalta intencionalmente que también estaba incluido

en la invitación a pesar de todo lo que había pasado. Jesús quería acercarse

nuevamente a compartir con su amigo. Esta charla tan esperada se da de manera

privada y también pública en la que Pedro decide volver a enfocarse en Dios y dejar

atrás su frustración no solo mostrándose arrepentido frente a Cristo, también

perdonándose a sí mismo.

Repasemos algunos principios acerca del temor a fallar:

● Mientras pongamos nuestra total confianza en las propias capacidades,

estaremos aún más vulnerables. Al no ver la posibilidad de que somos

falibles, no nos preparamos. No es con nuestras fuerzas, es con dependencia

a Dios que avanzamos en el propósito.

● Si no desarrollamos tolerancia a la frustración, tendremos tendencia a

abandonar proyectos o vínculos cuando la situación no sea como la

esperamos.

● Si elegimos no intentarlo por temor a cómo podría salir, nunca sabremos cuál

hubiera sido el resultado. El evitar fortalece la creencia de que no podremos

hacerlo.

● El foco en aquello que es posible perder nos impide ver lo que es posible

ganar. Es nuestra decisión elegir con qué parte nos quedamos

Cada día estamos desafiados a tomar decisiones, cada dia hay una nueva

oportunidad esperando para que la aprovechemos. La mejor forma de vencer al

miedo es enfrentarlo. Casualmente, es lo que a veces, mas evitamos. Si Dios nos

asigna una tarea, Él se encarga de darnos todo lo necesario para cumplirla. Sin

embargo es elección nuestra aceptar, creer y accionar lo que escribio para nuestra

vida desde antes de la fundación del mundo. Es el momento de renovar nuestros

pensamientos y nuestra semilla. Avancemos ¡Mayor es el que esta con nosotros!

 
 
 

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